Caramba ya somos a enero otra vez
el tiempo pasa volando independientemente si es bueno o malo, no nos damos
cuenta hasta que ya tenemos el próximo año encima. Cada enero desde hace un
tiempo a tras tengo el mismo pensamiento, este ya es el tercer año desde que me
anunciaron que era seropositiva ¡Anna, felicidades! ¡Es tu tercer
sidacumpleaños! Y aquí estoy para narraros un poco como sigue la vida después
de un positivo en vih, porque quieras o no quieras la vida continua, los
minutos, las horas y los días siguen corriendo hacia adelante y eso es lo que
debemos hacer con nuestra vida.
Sé por más confidentes que seguir
adelante para muchos después del positivo se les hace muy difícil en muchas de
las ocasiones por sentirse solos y no poder contar con nadie por miedo a como
reaccionaran al hacerles participes a ellos de la noticia. Yo lo que os puedo
explicar es como lo he afrontado yo, como decidí coger las riendas y no dejar
que el miedo dominara mi vida y ni mis decisiones.
Al principio es normal estar perdido, no saber con quién
hablar, ni como decirlo, ni cuando en realidad estas tan desorientado por el
golpe bajo que te han dado que crees que nunca más tu vida será igual, y si no
será igual está claro pero se puede sobrellevar muy bien y disfrutar igual de
la tan preciada vida.
Para mí en la vida es fundamental
la sinceridad, que aunque a veces es jodida porque duele siempre la he
preferido e ir con la verdad por delante para todo. En esa época tuve unos
cuantas batallas en mi mente ya que como persona joven que soy y bastante
activa sexualmente los primeros meses los pasé debatiéndome en que hacer a la
hora de tener simplemente una pareja sexual, decirlo o no decirlo, que aunque
es España no hay obligación de informar a nadie con anterioridad mis principios
de sinceridad seguían debatiéndose básicamente por el miedo al rechazo y a la
reacción de mis amantes. Mi pensamiento es para que van a querer arriesgarse o
complicarse la vida conmigo por simplemente un rato o un buen rato de placer.
Aunque con mis amigos y conocidos cercanos me había resultado relativamente
fácil contarlo, con las parejas sexuales tenía un miedo horrendo simplemente en
pensar como decirlo sin que huyesen y se esfumasen del mapa.
De hecho ahora recuerdo al primer
chico-amante al que se lo dije pensando que como era escritor y tan culto lo entendería
que se lo tomaría como es en realidad,
una enfermedad crónica no curable pero que teniendo en cuenta unas cuantas prevenciones no hay que
tener miedo a poder infectarse y la verdad no fue nada bien, tardó menos de una
hora en desaparecer de mi vida, con lo que me dejo un poco aturdida por la reacción
y la verdad deje de tener relaciones sexuales durante un tiempo por esa
reacción. ¿Pero sabéis una cosa? Ahora me alegro que desapareciera más temprano
que tarde así no perdí más el tiempo.
Dado a que mi apetito sexual es
alto el periodo de abstinencia no fue muy largo, el hecho de que estuviera sin
sexo durante un corto periodo de tiempo me hizo encariñarme con otro chico y
como el primero antes de que la situación avanzara hacia no saber donde decidí
sentarlo en el sofá y mirándole fijamente a la cara se lo solté sin titubeos:
“Antes de que pase nada entre tú y yo debo decirte algo que considero que es importante para nuestra amistad o cualquier posible relación: soy seropositiva, soy portadora del virus vih.”
¿La reacción? Me cogió de la
mano, me abrazó y me dio
las gracias por la sinceridad. Y después de mantener una larga conversación de
cómo me infecté y como es y actúa la enfermedad, lo más sorprendente es que esa
noche acabamos entre las sabanas y durante un par de semanas seguimos encontrándonos
bajo las sabanas, lástima que como todo lo bueno no dura para siempre un día me
fije que se estaba empezando a preocupar por si se contagiaba y sus miedos y
preocupaciones pudo más que seguir con nuestra relación. Esto a veces pasa por
desgracia, no muy a menudo pero sobretodo con personas que son inseguras, al menos
este era el caso, aunque no lo culpo, cada uno es como es.
Todo esto que me pasó en los tres
primeros meses de saber de la existencia de mi enfermedad hizo que la pequeña seguridad que creía poseer se desvaneciera por completo. En ese instante decidí que no se lo contaría a todas mis parejas sexuales antes de mantener relaciones, si no que lo explicaría según el grado de implicación y sentimientos compartidos, o no contarles nada si eran simples relaciones sexuales. Aunque cada vez que me
sincero con un chico lo primero que espero es lo peor, que no le apetezca estar conmigo
y se largue como hizo el primero.
Me he dado cuenta de que siendo
sincera con los demás me da muchas más alegrías que penas, que la sociedad
acepta y aprende según lo que nosotros les enseñemos, ya que mucha gente es
ignorante inconscientemente sobre lo que concierne al VIH y en general las
enfermedades de transmisión sexual.
Sé que no todo el mundo puede ser
como yo, sé que el miedo es fácil de que nos invada y sé que el valor cuesta
mucho reunirlo, pero según mi experiencia aprender a reunirlo, ser sincera y
dejar de omitir datos a mi me da más tranquilidad y más sorpresas de lo que me
hubiera imaginado.