viernes, 18 de enero de 2013

La vida continua...


Caramba ya somos a enero otra vez el tiempo pasa volando independientemente si es bueno o malo, no nos damos cuenta hasta que ya tenemos el próximo año encima. Cada enero desde hace un tiempo a tras tengo el mismo pensamiento, este ya es el tercer año desde que me anunciaron que era seropositiva ¡Anna, felicidades! ¡Es tu tercer sidacumpleaños! Y aquí estoy para narraros un poco como sigue la vida después de un positivo en vih, porque quieras o no quieras la vida continua, los minutos, las horas y los días siguen corriendo hacia adelante y eso es lo que debemos hacer con nuestra vida.

Sé por más confidentes que seguir adelante para muchos después del positivo se les hace muy difícil en muchas de las ocasiones por sentirse solos y no poder contar con nadie por miedo a como reaccionaran al hacerles participes a ellos de la noticia. Yo lo que os puedo explicar es como lo he afrontado yo, como decidí coger las riendas y no dejar que el miedo dominara mi vida y ni mis decisiones.

Al principio  es normal estar perdido, no saber con quién hablar, ni como decirlo, ni cuando en realidad estas tan desorientado por el golpe bajo que te han dado que crees que nunca más tu vida será igual, y si no será igual está claro pero se puede sobrellevar muy bien y disfrutar igual de la tan preciada vida.

Para mí en la vida es fundamental la sinceridad, que aunque a veces es jodida porque duele siempre la he preferido e ir con la verdad por delante para todo. En esa época tuve unos cuantas batallas en mi mente ya que como persona joven que soy y bastante activa sexualmente los primeros meses los pasé debatiéndome en que hacer a la hora de tener simplemente una pareja sexual, decirlo o no decirlo, que aunque es España no hay obligación de informar a nadie con anterioridad mis principios de sinceridad seguían debatiéndose básicamente por el miedo al rechazo y a la reacción de mis amantes. Mi pensamiento es para que van a querer arriesgarse o complicarse la vida conmigo por simplemente un rato o un buen rato de placer. Aunque con mis amigos y conocidos cercanos me había resultado relativamente fácil contarlo, con las parejas sexuales tenía un miedo horrendo simplemente en pensar como decirlo sin que huyesen y se esfumasen del mapa.

De hecho ahora recuerdo al primer chico-amante al que se lo dije pensando que como era escritor y tan culto lo entendería que se lo tomaría  como es en realidad, una enfermedad crónica no curable pero que teniendo en  cuenta unas cuantas prevenciones no hay que tener miedo a poder infectarse y la verdad no fue nada bien, tardó menos de una hora en desaparecer de mi vida, con lo que me dejo un poco aturdida por la reacción y la verdad deje de tener relaciones sexuales durante un tiempo por esa reacción. ¿Pero sabéis una cosa? Ahora me alegro que desapareciera más temprano que tarde así no perdí más el tiempo.

Dado a que mi apetito sexual es alto el periodo de abstinencia no fue muy largo, el hecho de que estuviera sin sexo durante un corto periodo de tiempo me hizo encariñarme con otro chico y como el primero antes de que la situación avanzara hacia no saber donde decidí sentarlo en el sofá y mirándole fijamente a la cara se lo solté sin titubeos:
“Antes de que pase nada entre tú y yo debo decirte algo que considero que es importante para nuestra amistad o cualquier posible relación: soy seropositiva, soy portadora del virus vih.”
¿La reacción? Me cogió de la mano, me abrazó y me dio las gracias por la sinceridad. Y después de mantener una larga conversación de cómo me infecté y como es y actúa la enfermedad, lo más sorprendente es que esa noche acabamos entre las sabanas y durante un par de semanas seguimos encontrándonos bajo las sabanas, lástima que como todo lo bueno no dura para siempre un día me fije que se estaba empezando a preocupar por si se contagiaba y sus miedos y preocupaciones pudo más que seguir con nuestra relación. Esto a veces pasa por desgracia, no muy a menudo pero sobretodo con personas que son inseguras, al menos este era el caso, aunque no lo culpo, cada uno es como es.

Todo esto que me pasó en los tres primeros meses de saber de la existencia de mi enfermedad hizo que la pequeña seguridad que creía poseer se desvaneciera por completo. En ese instante decidí que no se lo contaría a todas mis parejas  sexuales antes de mantener relaciones, si no que  lo explicaría según el grado de implicación y sentimientos compartidos, o no contarles nada si eran simples relaciones sexuales. Aunque cada vez que me sincero con un chico lo primero que espero es lo peor, que no le apetezca estar conmigo y se largue como hizo el primero. 

Me he dado cuenta de que siendo sincera con los demás me da muchas más alegrías que penas, que la sociedad acepta y aprende según lo que nosotros les enseñemos, ya que mucha gente es ignorante inconscientemente sobre lo que concierne al VIH y en general las enfermedades de transmisión sexual.

Sé que no todo el mundo puede ser como yo, sé que el miedo es fácil de que nos invada y sé que el valor cuesta mucho reunirlo, pero según mi experiencia aprender a reunirlo, ser sincera y dejar de omitir datos a mi me da más tranquilidad y más sorpresas de lo que me hubiera imaginado.