sábado, 18 de febrero de 2012

El VIH como "caballo de Troya"



El VIH es un retrovirus (contiene ARN como material genético) y, como tal, necesita otras células para poder completar su ciclo vital y replicarse. Hay dos tipos de VIH: el VIH-1   (el mas frecuente y agresivo) y el VIH-2. 

Los linfocitos  T-CD4 son elementos  centrales del sistema inmunitario y las células más frecuentemente infectadas por el VIH.


Para invadir a los linfocitos T-CD4, el virus inserta su código genético en la célula, transformando su ARN en ADN con la ayuda de la transcriptasa inversa y, una vez instalado en el linfocito, el virus comienza  a replicarse. Una persona infectada que no reciba tratamiento puede generar hasta 10.000 millones de retrovirus al día.

El desarrollo de la infección por VIH tiene 4 fases:

  1. Fase: se produce 2 o 3 semanas después de haberse infectado. Pueden presentarse síntomas similares a un cuadro gripal o pasar completamente desapercibida. La replicación viral es muy activa por lo que esta fase es altamente infecciosa.
  2. Fase: el virus continúa replicándose, sin producir síntomas durante un tiempo variable entre 1 y 15 años (de media, unos 10 años), y dañando de forma progresiva  el sistema inmunitario de la persona infectada.
  3. Fase: se manifiestan los síntomas clínicos de la enfermedad. Aparecen infecciones oportunistas leves.
  4. Fase: síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) , el sistema inmunitario de la persona infectada está tan deteriorado que las infecciones se agravan, son cada vez más difíciles de controlar y más frecuentes; asimismo, pueden aparecer otras manifestaciones asociadas al VIH, como caquexia, trastornos neurológicos y/o tumores.