El VIH es un retrovirus (contiene ARN como material
genético) y, como tal, necesita otras células para poder completar su ciclo
vital y replicarse. Hay dos tipos de VIH: el VIH-1 (el mas frecuente y
agresivo) y el VIH-2.
Para invadir a los linfocitos T-CD4, el virus inserta su código genético en la célula, transformando su ARN en ADN con la ayuda de la transcriptasa inversa y, una vez instalado en el linfocito, el virus comienza a replicarse. Una persona infectada que no reciba tratamiento puede generar hasta 10.000 millones de retrovirus al día.
El desarrollo de la infección por VIH tiene 4 fases:
- Fase: se produce 2 o 3 semanas después de haberse infectado. Pueden presentarse síntomas similares a un cuadro gripal o pasar completamente desapercibida. La replicación viral es muy activa por lo que esta fase es altamente infecciosa.
- Fase: el virus continúa replicándose, sin producir síntomas durante un tiempo variable entre 1 y 15 años (de media, unos 10 años), y dañando de forma progresiva el sistema inmunitario de la persona infectada.
- Fase: se manifiestan los síntomas clínicos de la enfermedad. Aparecen infecciones oportunistas leves.
- Fase: síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) , el sistema inmunitario de la persona infectada está tan deteriorado que las infecciones se agravan, son cada vez más difíciles de controlar y más frecuentes; asimismo, pueden aparecer otras manifestaciones asociadas al VIH, como caquexia, trastornos neurológicos y/o tumores.
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