domingo, 11 de marzo de 2012

El tratamiento y la importancia de la adherencia a él


      El principal objetivo del tratamiento es controlar la replicación del VIH y reforzar la capacidad del sistema inmunitario del organismo. Esto se ha conseguido con los medicamentos antirretrovirales (antirretrovirus), que han logrado frenar la progresión de la enfermedad y reducir el riesgo de aparición de enfermedades oportunistas.

      Actualmente, con la terapia antirretroviral se puede conseguir el restablecimiento de la capacidad de respuesta inmunitaria celular, que se evidencia en el aumento de los linfocitos T-CD4 y la disminución de la cantidad de virus en sangre (carga viral). Los fármacos TARGA (terapia antirretroviral de gran actividad) son muy eficaces para detener el avance de la infección y mejorar la salud de las personas con VIH.

      El indicio del tratamiento de toma conjunta es una decisión que se debe tomar siempre de forma conjunta con el médico quien evaluará el estado del sistema inmunitario, el estado de salud general y otras circunstancias de/la barra paciente antes de decidir el momento de empezar la terapia y el tipo de tratamiento recomendado.
Se ha demostrado que en la infección por VIH los requerimientos nutricionales aumentan entre el 10 y el 30% y, también, que el propio proceso infeccioso afecta especialmente al sistema gastrointestinal (náuseas, diarreas, etc.), dificultando la correcta absorción tanto de nutrientes como de medicamentos. Con estos datos podemos deducir que la clave en la terapéutica del VIH  es que el tratamiento farmacológico se acompañe de una buena alimentación.

EFECTOS SECUNDARIOS

     Al igual que otros fármacos indicados en el tratamiento de enfermedades cónicas, los antirretrovirales pueden ocasionar efectos secundarios, como náuseas, cansancio, diarrea, etc. Algunos de estos efectos adversos aparecen inmediatamente después de iniciar el tratamiento, aunque desaparecen pocas semanas después. Otros, como la alteración de la distribución de la grasa corporal, se manifiestan de forma más tardía.
       Que un medicamento tenga efectos secundarios significa que todas las personas que lo toman pueden o no experimentar esos efectos. Sin embargo, estar bien informado al respeto puede ayudar a evitar efectos indeseados.
      Actualmente se pueden manejar la mayoría de los efectos adversos. Es conveniente hablar abiertamente con el personal médico sobre todos los aspectos del fármaco para el tratamiento del 
VIH, sus posibles efectos secundarios y cómo prevenirlos o tratarlos.

¿QUÉ ES LA ADHERENCIA Y POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?

      Se denomina adherencia a la capacidad que tiene el paciente de implicarse correctamente en la elección, en el inicio y en el control del tratamiento antirretroviral, de forma que mantenga su cumplimiento riguroso con el objetivo de conseguir la adecuada supresión de la replicación viral.
      Aunque el cumplimiento correcto del tratamiento prescrito por el médico es importante en cualquier enfermedad, en la infección  por el VIH resulta  especialmente de vital importancia, ya que es necesario mantener una determinada concentración del fármaco en la sangre para que sea eficaz y no aparezcan resistencias.
      Es fundamental que el paciente tome el control de la enfermedad y sea exigente consigo mismo en cuanto a la toma adecuada y habitual del medicamento, incorporando a tu vida diaria nuevos hábitos (como dieta sana, ejercicio, etc.) que favorezcan el bienestar, así como colaborando con el médico en el seguimiento del tratamiento.

RESISTENCIA A LA MEDICACIÓN

      El hecho de no tomar la dosis correcta, del modo adecuado prescrito por el profesional sanitario puede peligrar la salud de una persona infectada por VIH, al propiciar un rápido aumento de la carga viral y el desarrollo de cepas del virus resistentes a los medicamentos.
Cuando el virus no está bien controlado aprovecha la oportunidad para realizar copias de sí mismo a gran velocidad. Al replicarse con rapidez, el VIH comete errores “de programación” y produce copias con mutaciones. Cuando esto ocurre, la medicación habitual deja de tener efecto sobre el virus, porque las nuevas copias del virus se han vuelto resistentes al fármaco.
      La resistencia se detecta cuando se produce un aumento de la carga viral, mientras la persona con VIH está bajo tratamiento. Si ésta es superior a 1.000 copias/ml, deberá hacerse la prueba de resistencia para determinar los fármacos que se han vuelto resistentes y planificar un nuevo tratamiento.
      Para prevenir la aparición de cepas de VIH resistentes, es fundamental el cumplimiento estricto del tratamiento, entendiendo que la terapia es un compromiso a largo plazo.
La conclusión es que sin un tratamiento que frene la replicación del VIH en el organismo, se produce una progresiva y constante destrucción del sistema inmunitario de la persona infectada, que empezará a desarrollar infecciones oportunistas y un empeoramiento general de su salud.

RESULTADOS

     Gracias a la terapia antirretroviral, el VIH se está convirtiendo en una enfermedad crónica, es decir, que por el momento no tiene cura (como la diabetes o la insuficiencia cardiaca), pero sí un tratamiento muy eficaz para que el paciente tenga muy buenas expectativas en cuanto su salud y calidad de vida.
      Últimos estudios (HPTN 052) indican que las personas tratadas con antivirales previenen su transmisión en un 96%. Vean:

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